En Venezuela, el aumento del nivel del mar, las lluvias y la sedimentación desplazan a miles de personas. Tras el paso del huracán Beryl, en julio de 2024, al menos 1700 personas fueron forzadas a abandonar sus hogares. Y en Anzoátegui, el avance del mar amenaza con destruir dos pueblos: La Cerca y El Hatillo.

El 2 de julio de 2024 el Huracán Beryl alcanzó la categoría 5 de la escala Saffir-Simpson, con vientos cercanos a los 270 kilómetros por hora. Las lluvias del huracán aumentaron el caudal del río Manzanares e inundaron gran parte de la ciudad de Cumanacoa. De acuerdo con las cifras oficiales de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, el 80 % de la ciudad quedó afectada por el huracán. Murieron al menos seis personas, otras 31 mil quedaron damnificadas y 336 casas fueron totalmente destruidas.

Rosa Virginia Guillén, de 79 años, vive en La Cerca desde hace más de tres décadas. Su casa fue declarada inhabitable en 2013 por Protección Civil debido al riesgo por erosión costera. Los expertos señalan que la erosión costera ha provocado grietas y cimientos en los hogares, afectando también el turismo local. El mar avanza sobre las playas de El Hatillo y La Cerca, en el estado Anzoátegui, poniendo en riesgo la infraestructura y las comunidades. Entre estos pueblos se encuentra la laguna de Unare, un humedal de 4750 hectáreas que alberga más de 125 especies de aves, incluyendo flamencos y garzas blancas. Este ecosistema vital para el ecoturismo también está en peligro.

Estas historias forman parte del especial “Destierro Climático: Nuevas Migraciones Venezolanas”, un proyecto periodístico que relata un fenómeno con muy poca información en Venezuela: el desplazamiento climático.

Para hablar de este especial nos acompaña Liliana Rivas, coordinadora general del proyecto, ex-becaria y colaboradora en Mongabay Latam.

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Imagen principal: Vivienda afectada por la inundación del río Manzanares y el Huracán Beryl en el Centro histórico de Cumanacoa, en el estado Sucre. Foto: Cortesía Nayrobis Rodríguez